Junto con nuestros socios, protegemos y restauramos ecosistemas vulnerables de agua dulce, como manantiales, pantanos, ríos y aguas subterráneas. De este modo no solo contribuimos a la conservación de la naturaleza, sino que también mejoramos la calidad de vida de las comunidades.
Sin zonas ricas en agua, no hay agua potable ni (agua para) alimentos. La protección y restauración no solo es una cuestión urgente a día de hoy, sino que también es necesaria para conservar el agua disponible de cara al futuro.
¿Cómo trabajamos? Hacemos planes junto con las autoridades locales, las comunidades y nuestros socios. Siempre aspiramos a encontrar un buen equilibrio entre las necesidades humanas (como el agua potable, el agua para el riego, la pesca…) y la conservación de la naturaleza.
¿Qué hacemos?
- Plantar árboles, ya que sus raíces retienen el agua en el suelo;
- Replantar pantanos y manglares, pues purifican el agua de forma natural;
- Proteger las zonas de manantiales, por ejemplo, delimitándolas con árboles y arbustos;
- Gestionar los residuos para reducir la contaminación de los ríos;
- Construir presas y muros en las colinas para que el agua de lluvia pueda penetrar mejor en el suelo;
- Reabrir canales cubiertos para que vuelva a llegar oxígeno (y vida) al agua;
- Proteger las riberas, ya que algunas actividades humanas las dañan. Estas hacen que lleguen muchos sedimentos a los ríos, lo que aumenta en gran medida el coste del tratamiento del agua;
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