Uganda – Restaurar un ecosistema no es una tarea fácil. Con una buena planificación y la colaboración de nuestro socio JESE, conseguimos avanzar mucho en el pantano de Rushango entre 2019 y 2021.
El pantano de Rushango es un ecosistema que se extiende por una amplia zona a lo largo del río Mpanga. El pantano no sólo es un hábitat importante para la fauna y la flora, sino que también desempeña un papel esencial en la disponibilidad inmediata de agua, la calidad del agua, la infiltración del agua en el suelo y la prevención de la erosión.
Los habitantes de los ocho pueblos del pantano de Rushango se ven obligados a practicar una agricultura de subsistencia. Este tipo de agricultura no es sostenible, amenaza el pantano y, por tanto, los recursos hídricos locales.
Por lo tanto, era obvio que debíamos trabajar en la restauración y protección de esta zona vital pero vulnerable. Como socio de Join For Water, JESE, abreviatura de Joint Effort to Save the Environment, supervisa las actividades. A finales de 2021, hicimos una primera evaluación. ¿Cómo hemos procedido y qué ha pasado en la práctica?
A través de consultas y paseos por la zona, se identificaron zonas que sirven de amortiguación. En esas zonas, la agricultura ya no está permitida. Los agricultores podían seguir recogiendo sus cosechas y luego abandonar las zonas. Las higueras delimitan ahora visiblemente la zona de amortiguación; ya se han vallado 11 kilómetros.
Se han plantado más de 36.000 plántulas de árboles autóctonos en lugares adecuados, con la ayuda de algunos cientos de residentes. Se han establecido acuerdos vinculantes con la escuela de Kabambiro y con la comunidad para la gestión de los plantones. Se puede utilizar una lista de control para indicar, entre otras cosas, cuántas plántulas van bien.
Grupos de guardias de pantano
Un tercio de los agricultores recibió formación y apoyo sobre buenas prácticas agrícolas en sus tierras de labranza, para proteger el pantano y utilizarlo de forma inteligente.
Más del 40% de las familias utilizan ahora un fuego de bajo consumo que requiere menos leña. 60 familias adquirieron conocimientos sobre la recogida de agua de lluvia, el control de la erosión del suelo y la mejora del almacenamiento de las cosechas.
Para aliviar la presión sobre las tierras de cultivo, se estudiaron actividades alternativas como la apicultura. Tras una demostración y formación, ya se utilizan 60 colmenas. Los árboles frutales también pueden proporcionar ingresos alternativos: ahora hay 5.000 naranjos a lo largo del pantano.
Utilizar los pozos ordinarios como letrinas o ir al aire libre contamina las aguas subterráneas. Por ello, se prestó mucha atención a la sensibilización y al fomento del uso de letrinas ecológicas. En 4 pueblos limítrofes con el pantano de Rushango se realizaron campañas de sensibilización y sesiones de seguimiento para acabar con la defecación al aire libre.
Se han construido bloques sanitarios que están en uso en las escuelas primarias de Rugarama. Las familias empiezan a instalar letrinas ecológicas y adoptan mejores hábitos de higiene.
Para que un proceso de cambio tenga éxito, es necesario un trabajo de seguimiento. Por lo tanto, se han formado 4 grupos de guardias de pantano. Los miembros proceden de los propios pueblos y supervisan el cumplimiento de los acuerdos.