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Cada trozo de tierra cuenta

Esta manantial de agua ya está protegido por una zona de tierra con sólo hierba y árboles, pero la zona debería ser mucho mayor. © Johan Slimbrouck

Burundi – En los municipios de Isare y Bubanza, varios pozos suministran agua potable a las familias de la zona. Para evitar que se sequen o se contaminen, hay que protegerlos. Para ello se necesita tierra, pero ésta es escasa en Burundi. 

Para garantizar la potabilidad del agua, la protección de las zonas de origen es crucial. Alrededor de la fuente hay un perímetro de protección de 350 m² en el que están prohibidos el cultivo y el pastoreo para evitar la contaminación.

Otras intervenciones necesarias son la plantación de árboles y la excavación de zanjas para aumentar la infiltración del agua de lluvia y evitar la erosión. Todas estas intervenciones requieren tierra, que es escasa. 9 de cada 10 burundeses viven de la agricultura y cada familia posee una media de 0,25 hectáreas de tierra.

Es entonces comprensible que a una familia le resulte difícil ceder un terreno para proteger la zona de la fuente, aunque sea en interés de la comunidad.

La ley prevé la indemnización del propietario, pero ese procedimiento puede llevar mucho tiempo, mientras que una familia que tiene que renunciar a sus tierras necesita esa indemnización inmediatamente, no tanto en forma de dinero, sino con otro terreno.

Encontrar otro terreno adecuado que esté a una distancia razonable de la casa tampoco es evidente con una densidad de población de unos 400 habitantes por km². Este problema de la tierra es, por tanto, un verdadero desafío en Burundi, donde las autoridades tienen que encontrar una solución equilibrada entre la calidad del agua y el acceso a la tierra agrícola.

No al eucalipto

Un reto adicional es que la reforestación se hace a menudo con eucaliptos. Ese árbol genera rápidamente ingresos por la madera y el carbón vegetal, pero también degrada los recursos hídricos. Desde 2020, se está desarrollando en todo el país una acción de arranque de eucaliptos a menos de 15 m de cualquier pozo equipado. Las acciones para sustituir el eucalipto por especies locales están en marcha, en colaboración con la organización burundesa ASREEBU, pero el necesario cambio de mentalidad está frenando el proceso. La acción también es costosa y es necesario que las distintas instituciones unan sus fuerzas para lograr resultados tangibles.

Junto con la protección de las zonas de origen, AVEDEC ha comenzado a construir letrinas ecológicas (ECOSAN) para las familias. Aquí surge el mismo problema: para una letrina, también se necesita tierra. Por ello, la población no siempre está dispuesta a construir letrinas.